lunes, 24 de octubre de 2016

“No busques ninguna más. Baja a ver si hay plaza”


Trini Ugarte
Dorotea Villariezo, Doro (Burgos, 1922), vive en la residencia Santa Mariñe de Urduliz, un lugar privilegiado en medio de la naturaleza. Llegó por propia voluntad. El caserío donde vivía en Lemoniz ya no era lugar adecuado para esta mujer de 94 años que decidió elegir la residencia en lugar de irse a vivir con su nuera. Integrada en la Red Foral de Residencias de Bizkaia, Santa Mariñe acoge tanto a personas dependientes como a personas que todavía siguen valiéndose por sí mismas, como es el caso de Doro. Hemos ido a visitarla para que nos cuente su experiencia.



"No quería ser una carga para mis nietos ni para mi nuera"








Dorotea Villariezo
Foto: Trini Ugarte

¿Vino usted a la residencia por propia voluntad, Doro?
Sí. Le dije a mi nuera: no busques más. Baja a ver si hay plaza. Y había, así que me vine esa misma semana, sin más.

¿Hace cuánto tiempo que vive usted en Santa Mariñe?
Va a hacer año y medio.

¿Qué tal está usted aquí?
No se está mal. Las cosas son como son. Dondequiera que vayas, las cosas son parecidas. Por la mañana muchos se quejan a la hora de levantarse, porque para levantar nunca hay ganas. Casi te tienen sacar de la cama.

 
"Cuando ya no puedes estar en casa,
este es un buen sitio"

¿A qué hora se levanta usted?
Ahora me levanto antes de la hora a la que me corresponde. Sobre las ocho o nueve menos algo. Lo primero, te duchan si te toca,  luego te visten. Si te vales por ti misma, te lo haces tú. A la que no puede, se lo hacen todo. Luego, vamos bajando al comedor. Según nos van vistiendo, vamos bajando. Algunas bajan en la silla de ruedas y otras bajamos andando. Según se defienda cada una.

¿En qué consiste el desayuno?
El desayuno es muy bueno. Te ponen mantequilla, mermelada, galletas y un pan cortadito muy bueno muy bueno. Después café con leche. Y si pides un zumo, también te lo dan.

Una vez que han terminado de desayunar, ¿qué suelen hacer ustedes?
Nos llevan a la sala de estar y cada uno hace lo que quiere. Como si te quieres pasar dormida toda la mañana. Hay también actividades en el piso de abajo: manualidades, bingo, pero yo soy poco participativa porque si hace bueno, salgo al sol.

Un chico suele venir algunas tardes a cantar. Cada quince días. Yo suelo oírle desde mi habitación y salgo. Y los jueves a la mañana hay misa.

En el año y medio que lleva usted aquí, ¿ha hecho amigas?
Pocas amigas se pueden hacer aquí. La mayoría de las personas residentes sufren Alzheimer u otra demencia y aunque me las pongan al lado, a veces se escapan y no puedo salir detrás de ellas. Son pocas con las que se puede hablar. Ahora bien, si tienes la oportunidad de encontrar a alguien con quien poder hacerlo, charlas un rato. Aquí me he encontrado con dos parientes de mi marido, pero ella tiene un Alzheimer muy avanzado y está en la cama. Con el hombre sí que suelo estar.

¿Usted, porque quiso venir a la residencia, Doro?
Porque no tenía otra solución. No quería ser una carga para mis nietos ni para mi nuera. Tuvimos la mala suerte de perder a mi hijo. La cruz que llevo a cuestas no me la quita nadie. A un hijo no se le olvida nunca, lo ves en todas partes. Se murió hace once años.  Ocho meses antes se había muerto mi marido. Pero cuando ya no puedes estar en casa, este es un buen sitio. Aquí casi todas las personas son conocidas, son de la zona, de Arminza, de Urduliz…Y el trato es muy bueno.

¿A usted le parece que la residencia es una buena opción?
Cuando ya no te vales por ti misma, en casa estás mucho peor que aquí. Aquí la limpieza es abundante. Mudan las camas muy a menudo. También a nosotros nos mudan muy a menudo.

¿Disponen ustedes aquí de atención médica y sanitaria?
Tenemos una enfermera todos los días. Yo me llevo bien con ella. Los sábados y los domingos traen a otra enfermera de las que salen nuevas, porque la otra libra. También viene un médico de Osakidetza. Nos miran aquí. Si él no nos puede curar, viene la ambulancia.
El médico del pueblo suele venir dos días por semana y luego hay otra médica que está aquí todos los días.

Doro, ¿Qué es lo que más le gusta de Santa Mariñe? 
Es muy bonita y, además, tiene mucho monte. Me recuerda mucho a mi casa. Para mí es lo mejor.

1 comentario:

  1. Doro,siempre te pienso.Te debo tanto,me enseñaste muchisimas cosas.Estoy lejos pero siempre pregunto por ti.Ojala te vea pronto si voy para Bilbao.un besote grande.

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