martes, 25 de octubre de 2016

“Cualquier edad es buena para adquirir nuevos conocimientos”




















Ángeles Brizuela
Foto: Joseba Larrinaga



Joseba Larrinaga
Ángeles Brizuela (Bilbao, 1949), ha decidido regresar a las aulas. Con 67 años y mucho tiempo libre, esta bilbaína del barrio de Otxarkoaga  es una de las alumnas de “Las aulas de la experiencia de Bizkaia",iniciativa de la UPV-EHU, donde los mayores de 55 años una vez terminada su etapa laboral, pueden ampliar sus formación intelectual, o cómo en el caso de nuestra protagonista, cumplir un sueño que hasta ahora no había podido realizar, ir a la universidad. Nos atiende a las puertas del centro en pleno Casco Viejo de Bilbao para conocer su historia. 57 años han pasado desde la última vez que pisó un aula. 

¿Nunca es tarde para volver a las aulas, Ángeles?
Nunca, si eres un poco inquieta y la vida no te ha dado muchas oportunidades, cualquier edad es buena para adquirir nuevos conocimientos. 

¿En su juventud no tuvo oportunidad de estudiar?
Eran otros tiempos hijo, que más hubiese querido yo. Eran años de pobreza y mucha miseria. Yo nací en una chabola a las faldas de Artxanda, éramos nueve hermanos y casi no teníamos ni para comer. Luego hicieron las casas de Otxarkoaga y las cosas cambiaron un poco, mejoramos la calidad de vida, pero de estudiar nada, lo justo en las escuelas de Atxuri, para leer, escribir, sumar y restar. Lo importante era llevar a casa un trozo de pan.

“´Nací en una chabola a las faldas de Artxanda, 
éramos nueve hermanos y 
casi no teníamos ni para comer"

¿Le hubiera gustado seguir estudiando en aquella época?
Sinceramente eso ni nos lo planteábamos y meno siendo mujeres, con saber lo justo ya era suficiente. Ten en cuenta que vivíamos en un entorno muy pobre y cómo no sabíamos casi que era eso de la universidad pues lo que te decía, ni lo pensábamos. Ya era bastante con poder sobrevivir. 

¿Pero para  usted, la universidad era  un sueño según me han dicho?
Sí, pero esa inquietud me llega cuando conozco a mi marido Miguel. Él siempre me decía que era muy lista e inteligente, y la verdad es que no sabía a lo que se refería, algunas veces me sentaba mal porque pensaba que me estaba llamando fresca, éramos tan tontas en esa época, pero yo callada porque la verdad me gustaba mucho el muchacho. Un día ya me lancé y le pregunté a qué se refería (risas), ¡qué vergüenza pasé! Me explico que me fijaba en todo, que era muy curiosa, que preguntaba cuando no sabía y que aprendía muy rápida. Podías llegar a ser maestra, me dijo.

“Soñaba con ir a estudiar, ser maestra, 
que la gente me respetase”


¿Y ahí es cuando aparece la inquietud por los estudios?
Sí y no, te explico. Es cierto que aquello se me quedó grabado pero para la gente pobre  era algo impensable. Los médicos, maestros y curas eran como dioses en esos años. Lo veía imposible pero reconozco que desde entonces muchas noches soñaba con ir a estudiar, ser maestra, que la gente me respetase… era un sueño sí, pero sabía que  inalcanzable para mí. 

Y ahora, vuelve a las aulas…
Sí y no sabes lo orgullosa que estoy. Tengo ya 67 años y durante este tiempo he tratado de leer mucho, de cultivarme, y cómo decía mi marido, la curiosidad ha sido una buena aliada estos años.

¿Cómo llega hasta “Las aulas de la experiencia” de la UPV?
La verdad es que nunca había oído hablar de ellas. Cuando me jubilé me acerqué hasta la EPA de Otxarkoaga porque era lo que conocía y la oferta que tenían no era lo que yo buscaba. Además la mayoría de la gente era mucho más joven, preparando un acceso a la universidad o a formación profesional y yo no era eso lo que buscaba, tampoco sacarme un título. Así que me puse en contacto con la Asociación de Jubilados y Pensionistas de Bizkaia y fueron ellos los que me hablaron de esta modalidad. 

¿Y ni se lo pensó, no?
Efectivamente, ni pensarlo, en cuanto me dieron la información me fascinó la propuesta. Era lo que quería en este momento. Aprender, formarme, estar activa… pero sin ningún tipo de presión. Me matriculé al día siguiente.  Estoy encantada. Lo único que no he dejado son mis clases en el polideportivo de Txurdinaga allí también vamos mucha gente mayor,  pero por lo demás estoy centrada en estos estudios. 

¿Qué hacen en las clases?
Tenemos diferentes asignaturas, cambian por trimestres, dos en total. De momento estamos con arte, salud y lengua y literatura. Estoy cómo en una nube. He vuelto a tener un horario, tareas que hacer, en definitiva, estar activa nuevamente. Al no ser una obligación lo disfrutas muchos más. Además visitamos museos, se organizan excursiones culturales…. Vamos como una chavala de 18 años. 

¿Qué tal con los compañeros y compañeras?
Tenemos una relación magnífica, llevamos juntos de finales de septiembre y somos ya una piña. Nos ayudamos, nos escuchamos, nos aconsejamos, y la relación no termina con las clases, tomamos café a la salida o quedamos algún viernes por la tarde. Estamos casi todos en la misma situación, gente que en nuestra época no pudimos estudiar pero siempre hemos sido inquietos. Mis nietos se ríen, me dicen, amama los jueves hay botellón universitario en el casco, irás ¿no?

lunes, 24 de octubre de 2016

“No busques ninguna más. Baja a ver si hay plaza”


Trini Ugarte
Dorotea Villariezo, Doro (Burgos, 1922), vive en la residencia Santa Mariñe de Urduliz, un lugar privilegiado en medio de la naturaleza. Llegó por propia voluntad. El caserío donde vivía en Lemoniz ya no era lugar adecuado para esta mujer de 94 años que decidió elegir la residencia en lugar de irse a vivir con su nuera. Integrada en la Red Foral de Residencias de Bizkaia, Santa Mariñe acoge tanto a personas dependientes como a personas que todavía siguen valiéndose por sí mismas, como es el caso de Doro. Hemos ido a visitarla para que nos cuente su experiencia.



"No quería ser una carga para mis nietos ni para mi nuera"








Dorotea Villariezo
Foto: Trini Ugarte

¿Vino usted a la residencia por propia voluntad, Doro?
Sí. Le dije a mi nuera: no busques más. Baja a ver si hay plaza. Y había, así que me vine esa misma semana, sin más.

¿Hace cuánto tiempo que vive usted en Santa Mariñe?
Va a hacer año y medio.

¿Qué tal está usted aquí?
No se está mal. Las cosas son como son. Dondequiera que vayas, las cosas son parecidas. Por la mañana muchos se quejan a la hora de levantarse, porque para levantar nunca hay ganas. Casi te tienen sacar de la cama.

 
"Cuando ya no puedes estar en casa,
este es un buen sitio"

¿A qué hora se levanta usted?
Ahora me levanto antes de la hora a la que me corresponde. Sobre las ocho o nueve menos algo. Lo primero, te duchan si te toca,  luego te visten. Si te vales por ti misma, te lo haces tú. A la que no puede, se lo hacen todo. Luego, vamos bajando al comedor. Según nos van vistiendo, vamos bajando. Algunas bajan en la silla de ruedas y otras bajamos andando. Según se defienda cada una.

¿En qué consiste el desayuno?
El desayuno es muy bueno. Te ponen mantequilla, mermelada, galletas y un pan cortadito muy bueno muy bueno. Después café con leche. Y si pides un zumo, también te lo dan.

Una vez que han terminado de desayunar, ¿qué suelen hacer ustedes?
Nos llevan a la sala de estar y cada uno hace lo que quiere. Como si te quieres pasar dormida toda la mañana. Hay también actividades en el piso de abajo: manualidades, bingo, pero yo soy poco participativa porque si hace bueno, salgo al sol.

Un chico suele venir algunas tardes a cantar. Cada quince días. Yo suelo oírle desde mi habitación y salgo. Y los jueves a la mañana hay misa.

En el año y medio que lleva usted aquí, ¿ha hecho amigas?
Pocas amigas se pueden hacer aquí. La mayoría de las personas residentes sufren Alzheimer u otra demencia y aunque me las pongan al lado, a veces se escapan y no puedo salir detrás de ellas. Son pocas con las que se puede hablar. Ahora bien, si tienes la oportunidad de encontrar a alguien con quien poder hacerlo, charlas un rato. Aquí me he encontrado con dos parientes de mi marido, pero ella tiene un Alzheimer muy avanzado y está en la cama. Con el hombre sí que suelo estar.

¿Usted, porque quiso venir a la residencia, Doro?
Porque no tenía otra solución. No quería ser una carga para mis nietos ni para mi nuera. Tuvimos la mala suerte de perder a mi hijo. La cruz que llevo a cuestas no me la quita nadie. A un hijo no se le olvida nunca, lo ves en todas partes. Se murió hace once años.  Ocho meses antes se había muerto mi marido. Pero cuando ya no puedes estar en casa, este es un buen sitio. Aquí casi todas las personas son conocidas, son de la zona, de Arminza, de Urduliz…Y el trato es muy bueno.

¿A usted le parece que la residencia es una buena opción?
Cuando ya no te vales por ti misma, en casa estás mucho peor que aquí. Aquí la limpieza es abundante. Mudan las camas muy a menudo. También a nosotros nos mudan muy a menudo.

¿Disponen ustedes aquí de atención médica y sanitaria?
Tenemos una enfermera todos los días. Yo me llevo bien con ella. Los sábados y los domingos traen a otra enfermera de las que salen nuevas, porque la otra libra. También viene un médico de Osakidetza. Nos miran aquí. Si él no nos puede curar, viene la ambulancia.
El médico del pueblo suele venir dos días por semana y luego hay otra médica que está aquí todos los días.

Doro, ¿Qué es lo que más le gusta de Santa Mariñe? 
Es muy bonita y, además, tiene mucho monte. Me recuerda mucho a mi casa. Para mí es lo mejor.

lunes, 10 de octubre de 2016

¡Nos vamos de vacaciones!

El pasado mes de septiembre se cerró la adjudicación de las plazas para los viajes que organiza el Imserso. Madrugar y hacer cola ante cualquiera de las agencias que comercializan estos viajes no garantiza tener plaza en el destino soñado… Benidorm



Joseba Larrinaga
Un año más se han cerrado las inscripciones de los viajes que subvenciona el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). Jubilados, pensionistas o desempleados son los destinatarios de estos viajes que para muchas personas son su única forma de disfrutar de unos días en la playa. La oferta resulta asequible para una inmensa mayoría de pensionistas, aunque a decir verdad, hay algunos que ni por esas se pueden permitir este lujo. 



Para los viajeros parece que prima más la diversión asegurada del destino estrella que la calidad de sus hoteles



 
 
Desde poco más de 140 euros ya están disponibles algunos destinos, pero hemos querido saber qué buscan realmente nuestros mayores, jubilados y pensionistas. Desde el Imserso no nos quieren facilitar esa información aludiendo  a que están trabajando para hacer atractivos otros destinos además de los llamados “clásicos”. Prefieren no entrar a valorar... absurdo pero respetable. Decidimos ponernos en contacto con una de las agencias que comercializa estos viajes, Halcón Viajes. Nos atiende Mónica Ostra, responsable de estos paquetes vacacionales en la sucursal de Tolosa. “Son muchas las personas que llegan con el único propósito de obtener una plaza en el destino estrella, Benidorm. Llevo más de 15 años comercializando estos viajes y, año tras año se repite la misma historia, la inmensa mayoría quiere acudir a este lugar. La razón, muy sencilla, un microclima extraordinario los 365 días del año, buen ambiente, tiendas baratas, baile y hasta el amor ha encontrado más de uno y una, lo cual ya es un buen motivo”, explica la comercial.  

Benidorm es el primer destino en el que todos pensamos, pero la responsable de Halcón Viajes nos da algunas recomendaciones: “Es un lugar muy masificado y de una cierta “poca” calidad en sus servicios hoteleros. Existen otras opciones de mayor calidad y que poco a poco se están demandando con mayor frecuencia, las Islas Canarias o las Baleares están empezando a llenar las plazas ofertadas”. 

Está claro que somos animales de costumbres, pero para muchas personas estos viajes son sus únicas vacaciones, donde realmente pueden disfrutar de su tiempo y descansar de las tareas cotidianas. Dejémosles que sigan bailando al son de María Jesús y su acordeón o de esos infumables espectáculos de transformismo trasnochado en su querido Benidorm, ya tendrán tiempo de visitar las Islas o cualquier otro lugar. De momento, lo que toca, es disfrutar. Se van de vacaciones. 

viernes, 7 de octubre de 2016

Vacunarse o no vacunarse, he ahí la cuestión

El 17 de octubre Osakidetza comienza la campaña de vacunación ante el virus de la gripe estacional, lo que vuelve a abrir el debate sobre la efectividad de esta vacuna


Trini Ugarte
Vacunarse o no vacunarse, he ahí la cuestión. La campaña de vacunación frente a la gripe estacional comienza el 17 de octubre en Euskadi y, de nuevo, el debate está servido. Un grupo de profesionales sanitarios, liderados por el médico Juan Gervas, denuncian, un otoño más, la inutilidad de la vacuna frente a la gripe. Tal y como expuso el propio Gervas en una mesa de opinión celebrada en el Colegio de Médicos de Bizkaia, su eficacia es, por ejemplo en el caso de los niños, equivalente a la del placebo.

La corriente mayoritaria entre los profesionales de la salud, sin embargo, es animar a la vacunación a los principales grupos de riesgo ya que se acepta su efectividad.  En el caso del departamento de Salud del Gobierno Vasco y Osakidetza, los cuatro colectivos a los que va dirigida la campaña son las personas mayores de 65 años, las personas con enfermedades crónicas, las mujeres embarazadas y los propios profesionales sanitarios.

El 17 de octubre es la fecha elegida este 2016 para dar comienzo a la campaña

Rafael Olalde, médico de Atención Primaria en Bilbao, afirma que el 95% de las personas mayores que viven en residencias reciben la vacuna, pero entre la población diana no institucionalizada el porcentaje de vacunación no llega al 75%. “Y no se vacunan porque tienen dudas sobre la eficacia de la vacuna o porque han tenido una mala experiencia al haberla recibido”, añade Olalde.

Este 2016 las autoridades sanitarias han decidido retrasar la campaña una vez más. Comenzará el 17 de octubre. Según la Red Vigía de Osakidetza, en 2015 se vacunaron 37.828 personas. Habrá que esperar para saber si este año el número aumenta o disminuye.